hoy 1 de noviembre, muchas casas guatemaltecas tienen la tradición de almorzar un plato de fiambre, el cual consiste en un curtido de verduras y mezcla de embutidos fríos.
No se tiene registro de una historia verídica comprobada, existen algunas versiones de su origen las cuales se toman como leyendas.
Una de las leyendas dice que en 1,773 después de un terremoto, la gente de la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, tenían escasez de alimentos, para poder alimentar a las personas muchas señoras prepararon una ensalada fría con verduras y le agregaron vinagre para conservarlas mejor, algunas agregaban remolacha y otras no, por eso está la tradición de fiambre rojo o fiambre blanco,
con el tiempo surgió la idea de irle agregando embutidos y quesos.
Otra leyenda dice que el esposo de una señora falleció y lo enterraron un 1 de noviembre y que después del entierro llegaron a la casa de la viuda todas las personas que la habían acompañado al entierro y la costumbre era ofrecer algo de comer a los invitados y la señora no tenía nada preparado así que mezclo varios alimentos que tenía y los sirvió, así como estaban fríos. A todos les gusto y cuando preguntaron que era, ella dijo que fiambre.
Existen otras versiones, lo cierto es que si se volvió una tradición que muchos guatemaltecos disfrutan cada 1 de noviembre después de visitar a sus difuntos familiares en el cementerio.
El fiambre es un platillo que se come una vez al año para el 1 de noviembre, y con el tiempo se ha ido agregando otros ingredientes y la gente se esmera en hacer una buena presentación del fiambre.
Personalmente he comido el fiambre desde muy pequeña y en mi familia por años se ha preparado la receta de mi bisabuela, que es un fiambre rojo y de postre molletes rellenos de manjar y las leyendas que les compartí eran las que mi papá me contaba.
Este platillo no es precisamente el más saludable, pero vale la pena disfrutar un rico plato de fiambre para compartir con la familia, creando nuevos recuerdos y recordando a nuestros seres queridos que ya no se encuentran con nosotros.
Por Guisela de Gramajo
Chef especializa en nutrición