La sal es un mineral, también conocida por su nombre químico cloruro de sodio; esta forma parte importante de la cocina, literalmente le da ese toque saldado a la comida y se utiliza en las recetas de todas las culturas.
Claro como todo, la sal se debe consumir con moderación, ya que si se consume en exceso provoca serios daños a la salud, como afectar la presión arterial. Es importante tener claro que lo que hace daño en exceso son las cantidades de cloruro de sodio, lo menciono porque a veces se cree que al cambiar a otro tipo de sal que no sea procesada o por el color no va a afectar la presión arterial. En realidad, si hay diferentes tipos de sal, pero ninguna que no afecte la presión arterial al abusar de su
consumo.
Existen varios tipos de sal con características distinta y de origen distinto.
Algunos ejemplos:
– Sal marina: Se obtiene de la evaporación del mar, y no pasa por ningún proceso industrial, lo cual hace que conserve sus minerales como yodo, calcio y magnesio.
– Sal negra: está compuesta por cloruro de sodio, compuestos sulfurosos y pequeñas cantidades de otros minerales, por el sulfuro tiene un olor fuerte y no muy agradable. Esta se consigue en la región de Centroamérica principalmente en Guatemala y es la
versión cultivada en el departamento del Quiche. También está la sal negra del himalaya, el sabor es similar a la otra porque ambas tienen sulfuro.
– Sal rosada del Himalaya: Esta sal es rocosa y por la combinación de minerales que contiene se ve rosada, en realidad contiene todos los minerales que el cuerpo humano necesita, pero las cantidades son muy pequeñas.
– Escamas de sal: esta es una de las sales gourmet más conocidas, son escamas de sal recolectadas a mano, mezcladas con ajo asado para obtener un sabor fragante.
Sin importar que tipo de sal se utilice, es importante consumirla con moderación, la cantidad recomendada de sal por OMS (Organización Mundial de la Salud) es de una cucharadita al día.
Por Guisela de Gramajo
Chef especializada en nutrición